Hace un año, por estas fechas, también escribí algo sobre Toledo, sobre lo que significaba para mi, sobre el final, sobre el decir hasta luego, que no adiós. Hace casi un año, todo eran cosas buenas, puras risas y emociones tan poderosas como la felicidad, plena, en estado puro. Creí que este año iba a escribir sobre algo diferente, porque debido a las circunstancias, estos 365 días han sido diferentes a los anteriores, sin embargo, los sentimientos de nostalgia y tristeza, por el inminente final, siguen estando ahí, a pesar de que pensé que jamás podría volver a sentirlos. No tratándose de este lugar, ni de esta gente, pero ahí están, resurgiendo igual de intensos y de reales que entonces. Y es que pase lo que pase Toledo siempre será Toledo, y las cosas buenas siempre podrán con las malas, y este año ha tenido millones de cosas horribles. Hechos, situaciones, que me han hecho llorar hasta romperme, pero también ha habido grandes momentos, increíbles y geniales, momentos de esos en el que los vacíos se llenan con sonrisas y los silencios con carcajadas. Momentos de esos que se te gravan en el alma. Momentos en los que te das cuenta que quiénes son tus amigos, y que son de verdad.
Y es que este año he aprendido que lo malo siempre va a estar ahí, pero lo bueno también, te espera en alguna parte, sólo tienes que levantarte y encontrarlo. He aprendido que nada es para siempre, ni siquiera la tristeza ni el dolor, y que todo pasa. Y creo que esa es la lección más importante de este recorrido, de este nuevo año que le ha dado un nuevo sentido a mi vida: al final todo pasa. TODO.

me gusta mucho tu blog!, espero que andes bien :/, suerte espero verte prontito por el mío saludos(:.
ResponderEliminarHas aprendido cositas muy valiosas para seguir por los caminos que nos depara la vida. Fundamentales lecciones para conseguir ser feliz incluso en los caminos más arenosos.
ResponderEliminarQue tengas un estupendo fin de curso y que el próximo te lleno de sorpresas agradables. :)
Besos.