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lunes, 25 de abril de 2011

Mala Costumbre.

Nunca me he planteado en demasía por qué escribo. Quizás sea por mi mala costumbre de no desnudar sentimientos frente a frente, cara a cara. Claro, eso no quiere decir que no sepa, lo hago, es sólo que se me da mejor hacerlo en papel, enredando palabras y diversificando el tiempo. 
Escribir lo que siento es mi modo de vida. Mi vía de escape, mi desahogo necesario, diario. Hay veces que ni siquiera escribo en papel, simplemente surgen frases perfectamente ordenadas en mi mente, que tienen mucho sentido y que surgen, sin más, de la nada, con tanta magia y armonía como el mejor cuento jamás contado, pero no lo plasmo en papel, lo hago en mi cabeza, sintiendo cada una de las locas palabras que se pasean alegremente por mi mentes sin haber sido llamadas. Es curioso como sin quererlo y sin intentarlo, de repente, sucede. Y por eso amo escribir, ya sea plasmándolo o no, porque puedo ser yo. Loca como nadie, bipolar como ninguna e histérica como yo solo sé. 


Así es como soy, y así es como me siento. Así te lo cuento. 


Soy alguien que no está dispuesta a tener esa mala costumbre de querer a medias, pero sí de no mostrar lo que siento a los que están cerca. Y es que yo soy de esas personas que tienen la mala costumbre de buscar excusas para no desnudar mi alma. Esa que a día de hoy busco. Porque ya no sé donde está, ni donde se encuentra. Tampoco sé si está triste o feliz, si está enfadada o quizás simplemente esté divitiéndose, pero sé que está cansada y que pesa, más que nunca. Y si pesa, me impide seguir caminando, y si paro a mitad de camino la lucha habrá sido en vano, pero es que a estas alturas ya no recuerdo por qué empezó la guerra y tampoco quien ganó la primera batalla, ni las sucesivas, ni siquiera sé cuantas hubo. 


Solo sé que a mis diecinueve añitos, siento que he vivido demasiado y que he dado más de lo que se esperaba de mi. Que mi juventud es mía y me la están robando y en medio de esa guerra me estoy perdiendo. Y no quiero eso, porque aún recuerdo como era sonreír a diario por nimiedades y vivir sin preocuparme de la más mínima cosa. Sí, lo recuerdo, lo recuerdo absolutamente todo y lo echo de menos, tanto, que hasta estoy dispuesta a salir a delante y recuperarme. Y volver a ser yo. Tengo que hacerlo. Perderme es un precio demasiado alto por gente que no merece la pena. Y encontrarme no es solo una meta, es obligatorio y yo, ME lo debo.

4 comentarios:

  1. Discrepo. No te estás perdiendo. Quizás el tema está en que puede, y sólo puede, que te preocupes más de las personas que no te quieren que de las personas que sí te quieren.

    No te estás perdiendo. Te estás escribiendo. Pero ahora no lo sabes.

    Fuezza.

    Y ahora recordemos los Principios del Escritor Desconocido. Y dijo así:

    "¿Sabes, mundo, lo que quieres? Yo ya sé lo que quiero yo. Ya sé lo que quiero para todos los engendros literarios que se escaparon de mi pluma. Hijos de mi imaginación y de mi alma, mis hijos. No quiero que se enrobinen y pudran en un cajón olvidado. Quiero que vean la luz, que te conozcan, mundo. Quiero sentir en activo a ese “vosotros” que siempre imaginé leyéndolos. No deseo seguir acumulándolos en terribles cárceles de papel, diarios ocultos y carpetas antiguas. Ellos, aunque imperfectos o malogrados a veces, no se merecen la reclusión y podredumbre a la que hoy por hoy están reducidos. Los quiero vivos.
    Y a partir de mañana les voy a hacer vivir. Voy a sacarlos a la calle, a darlos a conocer en periódicos, revistas, o entre mis amistades. Quiero que los critiquen y los alaben, que se críen enemigos acérrimos y amigos fieles. Lo que sea, menos que los ignoren. Quiero polémica. Quiero que mis hijos perpetúen mi memoria. No quiero que lo que llevo haciendo toda mi vida no sirva para nada. Quiero tenerlo todo preparado, porque no deseo marcharme y dejarlos atrapados, secuestrados por su propio padre sin que nadie sepa de su existencia. Y ellos están vivos, ¡vivos! Vivos...
    Si poco a poco deben de ir aprendiendo, que vayan poco a poco. No se puede salir a la calle por primera vez y saber desenvolverse. Poco a poco. Y toda la vida por delante".

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  2. Para mi es mucho más sencillo decir lo que quiero decir escribiendo, que hablando. Por eso lo hago.

    Un placer encontrarte.

    Besos :)

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  3. Me ha encantado lo que has escrito.
    Me he sentido muy muy identificada en todo lo que has escrito. Y sí, yo también necesito escribir aún que sea una frase al día, sacar de dentro lo que pienso o debo, y dejarlo escrito, aún que después no lo vaya a leer, pero mira, manías tontas.

    Y yo creo que nadie puede quitarte que sonrías a diario, nadie. Los pequeños detalles, y las sonrisas producidas por estos, es lo mejor que hay, es un estilo de vida, que no se puede perder.

    Y sí, te lo debes.

    (Besos grises)

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  4. La vida es una sucesión de hechos, y los hechos son relatos...Simplemente a veces, crear nuestro mundo, nuestro propio universo inventado a través de palabras es lo único que puede aportarnos paz. En ningún momento lo veo como un refugio, sino todo lo contrario, la expresión de unos sentimientos que tenemos que arrancarnos de alguna manera. Ahí está la cuestión de todo, en la hermiticidad, que la mayor parte de las veces, sólo es un problema aunque no queramos verlo.
    Así que dale una patada al miedo, deja de luchar por una guerra que ni siquiera sabes hacia donde te lleva. Vive, disfruta, centrandote en tus propias letras, porque escribir, no sólo es cosa de escritores, sino tb de aquellos que saben exprimir al máximo su vida.

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