Hoy me apetece soñar, y de una vez no despertar...
Hoy me apetece ser poeta, y ¿por qué no? Inventarme una treta...
Hoy me apetece gritar y no parar de cantar...
Hoy me apetece hacer una locura y vagar asolas y a oscuras...
Hoy me apetece ser una más y perderme sin más...
Hoy me apetece escribir y tal vez, tratar de estar sin ti...
Hoy me apetece dibujar y tu sonrisa poder explorar...
Hoy me apetece VIVIR y sin más volver a SONREÍR.
Y esque cuando el optimismo fluye la cosa más estúpida e insignificante puede convertirse en algo grande, algo hermoso. Eso me lo enseñó aquella niña de 4 añitos, esa que con una sola sonrisa hace que un mundo se ilumine a su alrededor. Esa niña que le da igual el momento, el lugar, las personas, si ella siente que te quiere, te lo dice, si ella siente que te estás mal intenta transmitirte ánimo con sus ojitos presciosos y cogiendo tu mano con sus manitas pequeñitas y regordetas. Esa niña que proclama a los cuatro vientos que soy su hermana, que quiere que lo sea, aunque simplemente sea la hija de los amigos de sus padres. Esa niña que se acuerda de ti en cada momento, cuando no estás, cuando sí, esa niña que con solo cuatro añitos sabe que no puedo estar con ella porque me he ido a Toledo a estudiar y que comprende eso y lo único que hace es preguntar y preguntar día tras días si ya ha llegado el jueves/vierenes para que se produzca mi visita.
Esa niña que desde que nació cambió mi mundo y lo hizo mejor.
Va por ella.
Una entrada preciosa!!! ^^
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